La palloza que se encuentra al lado del establecimiento, hoy convertida en el museo (reconocida por la Xunta de Galicia como colección visitable) pertenece también a la familia y constituye una visita obligada para conocer la historia y la forma de vida de las familias en las tradicionales pallozas.
Se exponen distintas herramientas y aparatos que fueron usados por la familia, pero lo más importante es el propio edificio, una palloza, que fue la vivienda habitual de los propietarios hasta el año 1970. Las pallozas son construcciones circulares de piedra, con cubierta cónica de paja de centeno, de tipología castreña (por su forma y materiales podrían ser la evolución de las viviendas prerromanas), se adaptan a las necesidades de los habitantes y al medio de una forma totalmente harmónica, mantienen una temperatura interior constante y están distribuidas en función de las necesidades.
En la palloza también se pueden adquirir regalos, pues cuenta con una pequeña tienda, “cerámica Trisquel” en la que se exponen y venden pequeñas piezas de arcilla roja o negra, de porcelana o de gres combinadas con vidrio reciclado. Las piezas están elaboradas de forma artesanal y ensalzan las características de la zona.