Para llegar a la iglesia hay que meterse por el medio del pueblo de Donís (después de la casa de Naipes a la derecha) con cuidado porque los caminos son estrechos y hay un tramo de pista sin asfaltar. Se puede dejar el coche en la carretera y bajar andando, poco más de 1 km.
El pueblo de Donís, hoy bastante abandonado, tuvo un pasado interesante como se puede ver en algunas casas: cuarto de Naipes, casa de la Casoa (escudo brasonado de la familia Grajal, que ostentó el señorío de Cervantes)…
La iglesia está sola, en medio de la parroquia y se ve desde casi todos los pueblos de la misma. Es una edificación sobria, una catedral en plena montaña, de una piedra de granito bien trabajada.
Tiene un ábside central y capillas laterales, fue restaurada recientemente y sacaron a la luz interesantes pinturas murales que fechan del siglo XVI. Permanece cerrada excepto cuando hay culto.
En el campo tenían lugar las ferias de Donís, el tercer domingo de cada mes, ponían hasta cuatro cantinas en el campo y la gente, además de tratar, pasaba un día agradable.
Desde la iglesia de Donís hay caminos que llevan a todos los pueblos de la parroquia. Son sendas de caballo o de andar que conservan el sabor del pasado, recomendamos la de Castelo porque nos va a permitir ver un puente romano, el puente de Castelo.